Ejemplos de sales

En química, las sales se forman al combinarse cationes y aniones. Es posible encontrar estos componentes en la naturaleza como ocurre en el caso del mar o de las diferentes corrientes de agua donde los mismos se encuentran disueltos. Las sales de este tipo, llamadas minerales, están conformadas por elementos inorgánicos como ocurre por ejemplo con la sal de mesa o cloruro de sodio.

Las sales presentan un tipo de estructura que es cristalina a pesar de estar disueltas en líquidos y de ser ionizadas. Suele ser un elemento muy importante para mantener el equilibrio celular de los individuos y la homeostasis. Hay que tener en cuenta que, si se rompe este equilibrio y se produce un exceso de sal en el organismo, esto puede provocar ciertos problemas de salud como la presión arterial elevada o hipertensión.

El cloruro de sodio es una de las sales más conocidas y comúnmente usadas en gastronomía.

Características de las sales orgánicas

Hasta el momento hablamos de las sales inorgánicas, pero también existe un conjunto de ellas conformado por elementos que pertenecen a la química orgánica como ocurre cuando reacciona un hidróxido de sodio con ciertos ácidos grasos. Este proceso se lo denomina saponificación y se caracteriza por dar vida a los detergentes y jabones de cebo o de glicerina. Dentro del conjunto de reacciones producidas por las sales también encontramos la que se produce entre una base y un ácido, entre un no metal y un metal, y aquella que sucede entre un metal y un elemento ácido.

Todas las sales, tanto las orgánicas como las inorgánicas son solubles en líquidos, sobre todo en el agua. Cuando esto ocurre se produce la separación de los iones del compuesto químico. Cuentan con un punto de fusión elevado y presentan una muy baja dureza además de una baja compresibilidad. También, cabe destacar que son excelentes conductoras de la electricidad tanto cuando se encuentran fundidas como cuando están disueltas en algún tipo de líquido.