La prosopopeya, que también se conoce con el nombre de personificación, es una figura de la literatura que consiste en darle personalidad humana a los objetos, es decir a las cosas inanimadas y a los animales. Un ejemplo de esto podría ser “el agua murmuraba notas frescas”.
La palabra prosopopeya tiene su origen en el idioma griego y surgió con el vocablo prósopon que significa “máscara” o “delante de la cara”.
Características de la figura literaria prosopopeya
Se trata de una figura literaria que tiene que ver con las ideas lógicas que se encuentran dentro de un texto. No es una metáfora sino que significa algo diferente. Esto se usa, sobre todo, en las fábulas y también en los relatos para niños. Se suelen emplear porque los más pequeños necesitan de un referente humano en cada objeto que los acerque a la realidad. En el caso de la literatura para adultos, es posible encontrar prosopopeya en las poesía y en los relatos donde entre a tallar la lírica.
La prosopopeya nació en occidente gracias a las fábulas del poeta griego Esopo quien supo humanizar a los animales en sus relatos.
Ejemplos de prosopopeya
- Gime el viento y nos trae muchos aromas conocidos.
- Las estrellas y la luna nos miraban mientras en el este se asomaba el sol.
- El trigo se mueve al compás del viento.
- Estoy segura de ganarte esta carrera, le dijo la tortuga a la liebre en la linea de salida.
- El reloj dio la hora y sus manecillas enmudecieron al dejar de funcionar su cuerda.
“Los otros, los moradores del mundo secreto -los personajes pintados en los cuadros, las estatuas de los jardines, las cabezas talladas en los muebles, los espantapájaros, las miniaturas de las porcelanas- fingen no enterarse de su cercanía, pero enmudecen como si imaginaran que así va a desentenderse de ellos y de su permanente conspiración temerosa.”, El hombrecito del azulejo – Manuel Mujica Lainez.
“Cuando la zorra se disponía a regresar al bosque se dio cuenta de que un pájaro que volaba por allí, había observado toda la escena y se sintió avergonzada.”, La zorra y las uvas – Esopo.
“- ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo mientras canto algo para ti. – Le decía la cigarra a la hormiga. – Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería – le respondía la hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.”, La cigarra y la hormiga – Esopo.
“Nada más llegar a la ciudad, el ratón de campo pudo sentir que su tranquilidad se acababa. El ajetreo de la gran ciudad le asustaba. Había peligros por todas partes”, El ratón de campo y el ratón de la ciudad – La Fontaine.
“No había nada muy extraordinario en esto, ni tampoco le pareció a Alicia muy extraño oír que el conejo se decía a si mismo ‘¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Voy a llegar tarde!’ (…) Pero cuando el conejo se sacó un reloj del bolsillo del chaleco, lo miró y echó a correr”, Alicia en el país de las maravillas – Lewis Carroll.